viernes, 19 de octubre de 2012
¿Por qué hablar de Simon Rodríguez en el Siglo XXI?
América Latina, tal como lo planteaba el Maestro Simón Rodríguez desde la primera mitad del siglo XIX, necesita de una Segunda Independencia y uno de los pilares de este nuevo proceso de autodeterminación y soberanía lo constituía según Rodríguez la “educación popular” o educación general.
Esta propuesta de necesidad de independencia se reivindica a nuestro criterio casi doscientos años después. Durante esta segunda década del siglo XXI, vivimos una acelerada entrada a la era de la
denominada “hiperconexión”, situación esta que ha sido interpretada como la Segunda Edad Contemporánea, la cual se caracteriza entre otros aspectos por la irrupción de tecnologías que permiten la trasmisión y manipulación de la información.
Paradójicamente a esta inundación a veces descontrolada de información, se genera una gran incertidumbre en relación tanto con el tipo de conocimiento como con las vías que enriquecen la facultad de conocer. El ámbito de la incertidumbre oscila desde la profundidad o superficialidad del conocimiento adquirido, así como su interconexión conceptual.
En medio de estos grandes y plausibles adelantos tecnológicos vivimos en muchos casos la ausencia de una formación integral, así como la desconexión con los valores y con la cotidianidad local. En este sentido, consideramos que mantiene una gran vigencia re-leer el pensamiento y acción del visionario Simón Rodríguez, el cual, ya para 1830 propagaba que los americanos “hagan una revolución económica y empiécenla por los campos —de ellos pasarán a los talleres de las pocas artes que tienen— y diariamente notarán mejoras, que nunca habrían conseguido empezando por las ciudades”.
Apuntes [2] para comprender el proceso socio-cultural venezolano Las paradojas de la cultura del petróleo: “Lo fundamental de la primera ordenanza de minería emitida en el siglo XVIII es el principio
según el cual la propiedad de los minerales e hidrocarburos se atribuye, primero a la Corona de España por lo cual, una vez consumada la ¿Por qué hablar de Simon Rodríguez en el Siglo XXI? disolución de la Gran Colombia, aquélla revirtió al Estado nacional venezolano. El principio de propiedad estatal del subsuelo permaneció como fundamento de los siguientes Códigos de Minas y Leyes de Hidrocarburos que se han sucedido hasta el presente, lo cual ha conferido su sello particular al desarrollo institucional del Estado nacional venezolano y de la Cultura del Petróleo que propició de manera correlativa la
explotación petrolera. Una tarea fundamental del socialismo venezolano es corregir la deformación
introducida por el estatismo asociado con el asistencialismo gubernamental (…)”
La lucha contra los anti-valores: “A partir de 1958, la política cultural del Estado venezolano entregó la creación de valores a la industria cultural en la radio y la televisión bajo la forma de un monopolio controlado por las empresas norteamericanas que eran dueñas de las cadenas privadas radiales y televisivas. La mayoría de los valores culturales tradicionales, asfixiados y sepultados bajo toneladas de basura mediática, fueron convertidos en un subproducto de la cultura norteamericana, del american way of life. No se trataba ya de los maestros (…) promocionando los placeres de la vida bajo el capitalismo sino, por ejemplo, de una cuña televisiva que mostraba un hombre joven, impecablemente trajeado,
acompañado de una bella dama rubia, que expresaba sus exquisitas preferencias:
Su avión: Cessna; Su carro: Continental; Su Cuadro: Renoir; Su whisky: Checkers (…)”
(Tomado de Iraida Vargas-Arenas y Mario Sanoja: “El socialismo venezolano del siglo XXI: Cultura y procesos económicos”)
fuente:http://www.voltairenet.org/Cultura-y-procesos- economicos#nb3
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